sábado, 13 de febrero de 2016

TELARES MORERA, SEDA CON SELLO”HECHO EN VENEZUELA”

En Venezuela para sorpresa de muchos, en la región de los Andes, se produce seda de excelente calidad. La pareja conformada por María Dávila y Eduardo Portillo decidieron un día investigar sobre el proceso de producción de la seda y su entusiasmo reactivó en la década de los 80 la industria de la sericultura nacional, que se había iniciado en el siglo XIX y que por circunstancias políticas desapareció para principios del siglo XX, quedando en total olvido.  En este post descubriremos un poco de la seda, su historia, su proceso de producción y las características de esta magnífica fibra. Descubriremos como gracias a la iniciativa y el emprendimiento de esta pareja de venezolanos, la sericultura se convierte en una opción alternativa de comercio nacional y de cómo ellos trabajando con empeño, paciencia y dedicación lograron fundar una empresa productora de seda que nació con el nombre de TELARES MORERA.


UN POCO DE HISTORIA DE LA SEDA:
La seda es una de las fibras textiles más apreciadas en el mundo, su historia se remonta a 5.000 años de antigüedad y por más de dos mil años los chinos mantuvieron oculto el proceso de la sericultura, transformando a la producción de esta fibra en el secreto más celosamente guardado de la historia. Una leyenda china cuenta que la Diosa de la seda (Hsi-Ling-shih) esposa del emperador Amarillo, Huangdi, comenzó la cría del gusano de seda. La princesa, investigando la razón por la cual las hojas de los árboles de morera estaban roídas, encontró a unas orugas blancas que se alimentaban insaciablemente de esta planta y observó a unos curiosos capullos de color amarillento que se conformaban por un extraño filamento. Estudiando este fenómeno, un día tomando el té bajo un árbol de morera, cayó dentro de su taza uno de los capullos, al remojarse en el líquido caliente se le despegaron las hebras del que estaba formado, ella extrajo el capullo y comenzó a desenredarlo, descubriendo un filamento largo y continuo que la cautivó por su suavidad, brillo y resistencia.

La princesa pronto hiló varios de estos filamentos logrando un hilo más fuerte y descubriendo que podía ser tejido, e inmediatamente le pidió al Emperador que plantara más árboles para poder producir mayor cantidad de capullos y así poder hilar y tejer con esta bella fibra. Ella inicialmente tejió una bufanda que regaló a su amado esposo y él maravillado por su belleza se propuso mejorar la cría del gusano y la producción de seda; el emperador extendió la sericultura y la producción de esta fibra por todo los reinos vecinos, pero al darse cuenta de que nadie compraría su producto, decidió guardar el secreto bajo amenaza de muerte. 

Sólo las castas nobles del Imperio conocían el sagrado arte de la seda y su uso estaba limitado a las damas de la corte y alta aristocracia china.  Investigadores afirman que el negocio de esta fibra se inició mucho antes de que La Ruta de la Seda se estableciera en el siglo II a. C. hecho comprobado por los hallazgos arqueológicos, en una momia egipcia que data del 1070 a. C. que evidenció el uso de vestiduras con fibras de seda, siendo éste el primer testimonio del comercio de esta fibra. La Ruta de la Seda conformó la red de vías comerciales terrestres más larga del mundo, uniendo Asia con Europa y extendiéndose desde Chang´an, la actual Xi´an en China, Antioquia y Constantinopla, así como la actual Estambul en Turquía a las puertas de Europa. Sus caminos se ampliaron por míticas ciudades como Damasco, Bagdad  y Samarkanda. 


A partir del II siglo antes de Cristo el Emperador chino Han Wu Di motivado con intenciones militares más que políticas, envió a su oficial Zhang Qian en misión diplomática como embajador hacia el oeste, con la intención de frenar los ataques de las tribus nómadas al noreste de su imperio, llevando obsequios como especies y bellos tejidos en seda. Tras trece años de su partida Qian regresó frustrado sin haber logrado ninguna alianza militar, pero informando al Emperador de la existencia de muchos reinos que poseían grandes riquezas y con este testimonio logró despertar el interés del Emperador Wu para explotar comercialmente toda esta zona. El apogeo comercial de la Ruta de la Seda se estableció entre los siglos VII y X durante la dinastía Tang, manifestando su esplendor mercantil, cultural y artístico.  Entre sus participantes más importantes destacaron cuatro grandes imperios, el Califato Árabe, los Reinos Turcos, el Imperio Chino y el Imperio Tibetano.


La seda se convirtió en un símbolo del lujo y poder por todo el occidente, es de esta forma como los persas y los romanos demostraron sus estatus por medio de sus suntuosas vestiduras en seda. Se cuenta que el Emperador Heliogábalo (AD 218 - 222) solo se vestía con seda; pero ya para el año 380 d.C. para sorpresa de muchos nobles, la seda se había extendido en uso a todas las clases sociales sin distinción, el deseo por vestir esta fibra fue en aumento en los siguientes siglos, el costo de una pieza de seda china superaba los 300 denarios, lo que equivalía al salario anual de un soldado romano. Algunos historiadores afirman que el deseo de los romanos por la seda perjudicó a la economía del Imperio. Hasta los Bárbaros fueron tentados por la seda, en el año 408 d.C. cuando Alarico el godo asediaba a Roma, bajo amenaza de destruir la ciudad, el exigió para levantar el sitio un precio que incluía 5.000 kilos de oro, 3000 libras de pimienta, 30.000 libras de plata y 4000 túnicas de seda.

Por muchos siglos el origen y proceso de elaboración de la seda fueron un gran misterio, para muchos era inconcebible que el tejido más lujoso que existía estuviera producido por gusanos. Finalmente en el 552 d.C. se resolvió el enigma y todos los incrédulos quedaron convencidos, cuando dos monjes persas transportaron clandestinamente una rama hueca de bambú, en las que escondieron centenares de huevos de gusanos de seda (Bombyx Mori), y las semillas de morera necesarias para plantar los árboles de cuyas hojas se alimentan. Es a partir del siglo VI d.C. cuando se consiguió fabricar seda en el Imperio Bizantino, acabando con el monopolio de Oriente. Los bizantinos empezaron a fabricar una variedad de seda que se conoce con el nombre de Samite, este tejido presentaba una textura densa y fuerte. No obstante, el imperio siguió importando regularmente seda de China, la demanda de este material jamás disminuyo, puesto que denotaba una posición social elevada.


El interés comercial que inició la Ruta de la Seda logro además, convertir a sus caminos en las principales vías para el intercambio cultural entre Oriente y Occidente. La mezcla de estas culturas sirvió para la transmisión de conocimientos, creencias e ideas, causando gran impacto en la civilización euroasiática. Con las Cruzadas la producción de seda se extendió a Europa Occidental, durante la edad media y el renacimiento se comenzaron a ver mejoras en la producción de la seda en Europa y para el siglo XVI, Francia se había convertido en el mayor productor de artículos suntuarios fabricados con seda, produciendo los mejores brocados, encajes y terciopelos que se usaban en todas las cortes europeas. Con la Revolución Industrial, las mejoras en la industria textil lograron abaratar su producción y la seda se hizo extensamente disponible para todos los amantes de esta fibra.


DEFINICIÓN Y ORIGEN DE LA SEDA:
La seda es una sustancia viscosa compuesta por una proteína llamada fibroína. Esta sustancia es segregada por las glándulas de ciertos artrópodos y expulsada desde un orificio del insecto al exterior de manera continua y al contacto con el aire se solidifica en forma de filamento. Los artrópodos en su forma larvaria (orugas), producen esta fibra serosa con el fin de sujetarse y protegerse ante los peligros de sus ambientes naturales, cuando están en su fase de pupas (crisálidas). En esta etapa van creando una envoltura en la que permanecen encerrados, hasta que ya desarrollados como mariposas rompen el capullo para salir al exterior. Existen diferentes especies de orugas de lepidópteros, que varían según las regiones, la más importante es la familia de los satúrnidos, conocidas por ser mariposas nocturnas. Entre ellas destacan el Pavón de Europa, la Isabelina de España, en América la mariposa Luna y de la región Indo Australiana el gran Atlas. Pero las mejores productoras de seda son las sericígenas de la fauna china, india y japonesa, estas especies son las únicas que producen un filamento con las características adecuadas para emplearse en la industria textil.

De estas especies existen dos variedades que producen excelente seda:
  • La exclusivamente llamada seda  producida por la mariposa nocturna (bombyx mori), cuya oruga se conoce con nombre de gusano de seda, originaria de India, China y Japón, con una antigüedad en su producción de más de cuatro mil años.
  • La tusor o tussah producida por el gusano yama mayu de Japón, que urde un magnífico capullo de color verde y que la conocieron los ingleses, hacia 1860 y estaba reservada a la familia imperial.


LA CRÍA DEL GUSANO Y LA PRODUCCIÓN DE LA SEDA:
El ciclo evolutivo del gusano de seda dura alrededor de 60 días. El criadero debe tener una temperatura uniforme de 24 grados centígrados para encubar los huevos, a los 14 días aproximadamente nacen las orugas y se les alimenta cada media hora de hojas frescas de morera finamente cortadas. Mientras los gusanos crecen se les evita el ruido, los olores fuertes, las corrientes de aire, la luz directa e incluso hasta se les evita el contacto con el sudor humano. La larva del gusano de seda alcanza una longitud entre 7,5 a 10 cm. En tres semanas se completa el proceso de alimentación y el criador debe separar a las orugas hiladoras de las crecidas y colocarlas sobre paja de arroz, condiciones que estimulan en ellas la secreción del filamento y la formación del capullo con una seda de calidad más apta para ser hilada y tejida. Transcurridas las tres semanas se completa el proceso de alimentación y comienza el momento del encapullado en el que maduran y comienzan a envolverse en su propio hilo, esta etapa dura un aproximado de 22 días. 


Para evitar que la mariposa salga del capullo destruyéndolo y cortando el filamento de seda, debe sacrificarse, con este fin los capullos se hornean a una temperatura media, también se les puede colocar al sol para secarlos o se utiliza vapor de agua. Una vez sacrificados los capullos, se sumergen en un contenedor con agua caliente, con la finalidad de ablandar la sericina que es la sustancia pegajosa que mantiene unidos a los filamentos de seda (fibroína). Al aflojarse los filamentos, estos se retuercen formando con varios de ellos un hilo con la resistencia necesaria para el tramado y luego se devanan. De esta forma se obtienen los hilos de seda cruda, que poseen un color amarillento, estos hilos se cuelgan y se almacenan en madejas para ser teñidos y luego ser tejidos. De cada capullo se puede extraer entre 800 a 2.000 metros de filamento continuo de seda. En el interior de estos capullos quedan residuos de borra y los restos de la crisálida.  Estos desperdicios son aprovechados de igual forma para producir con ellos:
  • Hilaturas de mediana calidad, que se conocen con el nombre de schappe, aprovechando los capullos defectuosos y los deshechos de filamentos.
  • De la goma de los capullos se extrae la sericina, en la que se encuentran elementos proteicos para el tratamiento de la tuberculosis y varias aplicaciones médicas.
  • El agua en que se hierven los capullos resulta ser un abono orgánico rico en nutrientes para los arboles de morera.
  • La crisálida sacrificada, es una fuente de aceites con alto grado de combustión. 


PROPIEDADES DE LA SEDA:
La seda es brillante, posee un tacto suave y agradable, es de textura lisa, cruje al frotarla, es aislante térmico pues retiene entre el 40 al 45 % de humedad, logrando que sea fresca y su baja conductividad retiene el aire caliente cerca de la piel protegiendo del frio. No se carga de electricidad estática. No arde por lo que es ideal en riesgos de quemaduras, al retirarse de la llama esta se extingue y además no deja residuos sólidos. Tiende a arrugarse pero esta característica no evita que se considere una fibra elegante y que durante siglos haya cautivado al mundo entero. De las fibras naturales la seda es una de las más costosas.
Por estas características la seda debe lavarse a mano, con agua fría, sin frotar ni retorcer, es decir, sin forzar el lavado; para ello es conveniente no permitir que las prendas se ensucien mucho, con el fin de limpiarlas siempre con un lavado ligero; en ello está  la vida de la prenda. Las lejías atacan la seda por lo que no se recomienda su uso. Se puede limpiar en seco, con cualquier disolvente, pero con precaución. Debe plancharse con cautela, sin ejercer mucha presión ni tiempos prolongados.  


LA PRODUCCIÓN DE SEDA EN VENEZUELA:
Hace 160 años se inició la sericultura en nuestro país, para 1847 el ilustre Juan de Dios Picón González introdujo a pequeña escala en Mérida la cría del gusano de seda, pero 1882 tras su muerte este negocio fue abandonado, en 1883 el padre José Carrero y el merideño Juan La Cruz retomaron esta industria, sembrando 60.000 plantas de morera para la alimentación de los gusanos. Esta empresa mostró sus logros en 1888 presentando el producto de su esfuerzo en la Exposición de los Andes con hermosos artículos tejidos con seda. Tulio Febres Cordero en el tomo III de su Obra Completa dice “Allí se exhibieron medias, franelas, cobertores, frazadas, hermosas y ondulantes madejas, que brillaban de día, y brillaban aún más de noche, bajo la luz intensa de las lámparas de kerosén”. En el siglo XX, el 6 de abril de 1926 Juan Vicente Gómez, decretó una estación experimental de sericultura en Mérida, pero el entusiasmo duró poco, pues en pocos años esta iniciativa desapareció, ya que para la fecha el interés nacional se dirigió a la explotación del petróleo.

MÉRIDA DE ANTAÑO

A mediados de los años 80 la pareja Portillo Dávila decidieron investigar sobre los procesos de la sericultura y las técnicas de tejeduría de la seda. Su iniciativa y entusiasmo los trasladó a un largo viaje hacia Asia y Europa, para estudiar formalmente la tecnología necesaria y poder producir seda en Venezuela. Después de nueve años de formación, con todo el empeño y pasión por el emprendimiento, fundaron 1983 el TALLER MORERA y  luego lograron constituir en 1989 la empresa VENESEDA. Este taller funciona como un centro de investigación y producción de seda, así como también para la formación, enseñanza e intercambio entre sericultores, tejedores, artistas y otras empresas con intereses comunes, extendiendo sus conocimientos con el resto de los  países del mundo. Ubicado en La Pedregosa estado Mérida, este taller distanciado a más de 14.000 kilómetros de China, hoy se enorgullece de producir seda de la mejor calidad para el mundo. 


María Dávila y Eduardo Portillo

Los cultivos de morera en la Pedregosa se extienden a unas tres hectáreas, teniendo suficiente alimento para saciar el voraz apetito de los gusanos de la seda, que fueron traídos al país por esta pareja, hace más de 20 años. Estas plantas fueron sembradas hace 160 años por los ilustres ciudadanos del siglo XIX que intentaron hacer de la sericultura una industria en Venezuela. El hogar de cría se ubica a pocos metros del taller de tejeduría, es una estructura construida en madera que sirve de albergue para este fin. La primera ingesta de alimentos de estos gusanos es brindada por los esposos Portillo Dávila, quienes inician su faena desde las 4.00 a.m., por lo que deben madrugar a diario. Acompañados de sus colaboradores recolectan las hojas frescas de morera, que deben cortar en pequeñas piezas para garantizar la ingesta necesaria para el crecimiento y maduración de los gusanos.


El tamaño de los trozos de morera es muy importante, ya que estos insectos han pasado por diferentes cruces y mutaciones genéticas por siglos, con el fin de lograr en ellos mayor cantidad y una mejor calidad de seda, pero estas modificaciones en sus genes han disminuido sus habilidades motoras, por lo que no pueden caminar más de 20 cm para buscar su alimento y además están acostumbrados a los cuidados humanos. El Taller Morera cuenta con unas 26 razas o cepas, que fueron traídas de la India, Japón, China y otros países sericultores. La temporada para la cría se lleva a cabo en tres épocas del año que pueden ser variables según las condiciones y el resto del año se invierte en la cosecha de las plantas de morera. En el taller se crían un total de 120.000 gusanos por temporada que consumen 4.200 kilos de hojas, estos gusanos una vez convertidos en capullos y devanados pueden producir unos 18 kilos de filamentos de seda.


La producción de este criadero es aplicada exclusivamente para la producción de sus tejidos. La factoría o tejeduría se realiza en un anexo cercano que posee una torcedora de hilo para la hilatura y cuenta con seis telares (cinco manuales y otro digital). Este espacio se comparte como exhibición de los telares y del proceso de tejido, además de mostrar al público la calidad de los artículos o accesorios confeccionados por estos diestros artesanos. Estos artículos son ofrecidos en venta por ellos o distribuidos en el Mercado Principal de Mérida, entre estos se tejen una variedad de corbatas, bufandas, cojines y manteles individuales, entre otras piezas utilitarias. La pareja de María Eugenia y Eduardo como buenos artistas del arte textil están en constante búsqueda para lo cual se han dedicado a combinar la seda con otras fibras autóctonas como el moriche, la palma de chiqui-chiqui y la curagua, de igual forma han empleado hilos metálicos que magnifican la exquisitez de sus tejidos.


Para el proceso del teñido se emplean tintes de origen natural apoyando la justa causa ecológica y esto implica un trabajo extra de selección, maceración y procesamiento de las flores, hojas, cortezas o raíces. Los tonos rojos se obtienen de la cochinilla, los ocres de las cebollas, el dorado del eucalipto, los azules del añil; llevan más de diez años experimentando con el color y las texturas. Los diseños de sus tejidos son de una gran variedad y han logrado incorporar los motivos gráficos de las comunidades aborígenes venezolanas, adaptándolas a un formato contemporáneo y contribuyendo a exacerbar nuestra idiosincrasia nacional.



Esta pareja en su eterna búsqueda han logrado darle volumen a sus tejidos en el mismo momento de tramar su urdimbre, han hecho del textil un arte escultórico. Estos tejidos volumétricos como ellos mismos los han bautizado se inspiran de la naturaleza, al observar el caparazón de las tortugas y reinterpretar, combinando hilos, metales y pliegues. Esta experimentación los trasladó a exponer su arte textil en el Museo de Arte y Diseño de New York,  en la muestra bajo el título de New Territories: Laboratories for Design, Craft and Art in Latin America, que se exhibió desde el 4 de noviembre de 2014 hasta el 6 de abril de 2015, recibiendo excelentes críticas por su trabajo.




Estos nobles emprendedores han entregado sus conocimientos y experiencia sin recelo, además de continuar nutriéndose de aprendizajes, han enseñado los gajes de este oficio  sin temor de compartir sus secretos. Lamentablemente en nuestro país no existe mucho interés por su trabajo pero las experiencias que han vivido en el exterior los ponderan como verdaderos maestros de la sericultura. Llevan más de diez años apoyando proyectos de desarrollo sericícola en nuestro continente, instruyendo comunidades vulnerables de Sudamérica, han formado a estudiantes de diseño de arte y textiles de Inglaterra que cumplen sus pasantías en este taller merideño y han viajado por el mundo entero asesorando otros proyectos. 

EL TALLER MORERA ofrece de forma regular visitas a sus instalaciones, además de organizar festivales (Festival de la Seda en Mérida) y otras exposiciones. En el año 2008 gracias a su trayectoria el TALLER MORERA recibió el reconocimiento por parte de la UNESCO por su gran contribución a la creatividad en el ámbito del diseño y tejido de la seda. El ejemplo de emprendimiento y amor por Venezuela que nos han brindado esta heroica pareja es digno de seguir por cualquier ciudadano del mundo.



Venezuela es un país rico en posibilidades, sus tierras fértiles están en capacidad de brindar cualquier tipo de cultivo o cría y las fibras textiles necesarias para la confección textil del país y del mundo. Fibras como el algodón, lino, cáñamo, yute, soya, bambú, ramio, seda y hasta lana pueden ser elaboradas en nuestro país; nuestro petróleo es la base para procesar cualquiera de las fibras textiles sintéticas tales como el poliéster o el nylon y es por esta razón que yo me pregunto:

¿Qué nos pasa Venezuela? 

¡EN NUESTRO PAÍS FALTAN MÁS PERSONAS COMO MARÍA DÁVILA Y EDUARDO PORTILLO!

¡HONOR A QUIEN HONOR MERECE!



Aquí podemos encontrar esta maravilla:
Veneseda / Taller Morera - Pedregosa Alta - Km. 3 Mérida. Venezuela
Dirección Postal: Edif. Don Carlos. Apto C. 2 Mérida 5101 Venezuela.



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Referencias y fuentes de este post:
Isbel Delgado idelgado@el-nacional.com | Fotografías Luis Trujillo luishth2003@gmail.com
http://www.yosoyvenezolano.com/noticias-de-venezuela/entrevistas-a-venezolanos/meridenos-con-manos-de-seda/
http://www.eluniversal.com/2003/05/17/ten_art_17278FF
http://www.yosoyvenezolano.com/noticias-de-venezuela/entrevistas-a-venezolanos/meridenos-con-manos-de-seda/
http://www.ivenezuela.travel/seda-de-merida-al-museo-de-arte-y-diseno-de-new-york/
http://www.correodelorinoco.gob.ve/regiones/merida-se-teje-unica-seda-made-in-venezuela/
http://talentovenezolano.blogspot.com/2008/06/telares-morera-seda-exclusiva-de.html

domingo, 7 de febrero de 2016

TEXTILES WAYÚU DE LA GUAJIRA PARA EL MUNDO

El arte textil en Venezuela nació como una expresión cultural de nuestros aborígenes, con la colonización española se inició el proceso de mestizaje y la fusión de dos mundos que derivó en el patrimonio folclórico que nos identifica como nación. Lamentablemente el consumismo nos ha distanciado del folclore de nuestro pueblo y ha distorsionado nuestra conciencia social. Nuestro PRODUCTO MODA tiene más referencias internacionales que regionales, dando poca importancia al hecho folclórico y minimizando nuestra identidad como nación. 



Venezuela tiene un patrimonio cultural que ha sido menospreciado por años, nuestros talentos buscan su identidad emulando las tendencias globales y eso no es un pecado, pero no es justo ignorar nuestro acervo folclórico ya que podría contribuir a posicionarnos como iniciadores de tendencias y brindarnos la oportunidad de lograr un sello distintivo de moda nacional, con un producto autóctono para la exportación. La etnia Wayúu es un grupo ancestral que habita la península de la Guajira, compartida por Colombia y Venezuela. Los primeros registros que se tienen sobre este grupo datan hacia el 1800 a.C. Su organización social se basa en las relaciones matriarcales y es la población aborigen más abundante del país, pues representan el 10% de la totalidad de los habitantes del estado Zulia, llegando a un aproximado de 300.000 individuos.  Su dialecto pertenece a la familia Arawak y su lengua se conoce como Wayuunaiki. Se identifican según sus leyendas como la “gente de arena, sol y viento, portando en su interior la moral del desierto”, sus principales actividades económicas están basadas en la agricultura a pequeña escala, el pastoreo (ovejas y chivos), la caza y la pesca; su industria artesanal sobresale por los textiles y a menor escala por la cerámica.



El arte textil Wayúu es uno de los aspectos más destacados de su cultura. Los delicados tramados que urden hábilmente las manos de sus mujeres, han sido ancestralmente la herencia más rica aprendida por generaciones. Sus tejidos están presentes en su vida cotidiana en piezas utilitarias como las hamacas, chinchorros, mochilas, en sus mantas y hasta en las paredes y techos de sus casas; así como en sus redes de pescar y en las barreras o empalizadas que resguardan sus cultivos.  Para los Wayúu, tejer es un arte con el cual expresan sus sentimientos y anhelos, convirtiendo a sus tejidos en signos de la creatividad, inteligencia, sabiduría y del estatus. En los impactantes colores y característicos diseños presentes en sus tejidos, se percibe una clara lectura de la fuerza espiritual que guía la acción y el pensamiento de esta etnia.


El origen del tejido Wayúu es románticamente justificado por una leyenda guajira que presenta versiones que varían en el tiempo, la más conocida cuenta que una araña (Walekerü) a escondidas y bajo la luz de la luna, tejía hermosos chinchorros, fajas y mochilas. Una noche una niña se acercó a ella alabando su destreza y la araña conmovida se ofreció a enseñarle sus secretos. Durante varias lunas la niña fue entrenada en el oficio, recibiendo el gran regalo de los diseños y los colores tan celosamente custodiados por Walekerü. Con la primera menstruación la niña llegó a la edad adulta y decidió salir de su encierro llevando el valioso secreto entre sus manos, por lo cual la araña desapareció entre las ramas de un árbol. Es de esta manera como el oficio del tejido llegó a las mujeres Wayúu aprendiendo a tejer desde el comienzo de los tiempos.

Otra versión cuenta que un joven cazador tras una larga jornada, encontró abandonada a su suerte una niña huérfana (Walekerü). Conmovido adoptó a la criatura y la entregó al cuidado de sus tres hermanas, para que fuera educada en los oficios femeninos, pero las mujeres celosas y egoístas rechazaron esta responsabilidad, teniendo que asumirla el mismo. Esta inusual crianza de una niña por un hombre, despertó el rechazo de la matriarcal sociedad guajira y la niña fue insultada y tratada despóticamente. El cazador protegía a Walekerü llenándola de afectos y al crecer se convirtió en una hermosa doncella.

Esta bella mujer en sus noches de soledad y a escondidas, drenaba su tristeza tejiendo hermosos chinchorros, guayucos y otras piezas de vestir que ofrecía en tributo a su amable protector, quien encantado pronto se enamoró de Walekerü. Al observar la belleza y calidad de estas piezas, las hermanas del cazador sintieron envidia, y curiosas de averiguar cómo las hacía, a escondidas una noche observaron impresionadas como de su boca emanaban los hilos con los cuales tejía, al ver esto corrieron espantadas hacia su hermano, expresando que eran obras del diablo. Walekerü al verse descubierta y en venganza por los desprecios sufridos, llena de ira transformó a las tres mujeres en murciélagos y aterrada de su violenta acción huyó de la choza temiendo el rechazo de su amado protector.

El conmovido corrió tras ella y al tratar de abrazarla para retenerla solo encontró en sus manos un jirón de telaraña, pues la misteriosa doncella había quedado convertida en una araña que pronto desapareció entre las ramas de un árbol. Tras la tristeza de su pérdida el cazador regresó a la choza y recogió las hermosas piezas tejidas por Walekerü y las entregó a la tribu para que las nuevas generaciones aprendieran el arte del tejido. Gracias a Irunúu y a Walekerü el arte textil Wayúu se extendió por toda la península Guajira. Por esta razón, en esta cultura las mujeres son las responsables de llevar el linaje de la familia y todos los oficios que esto representa. Mientras más habilidad demuestre una mujer con los tejidos, más prestigio tendrá dentro del clan. 


Es por tal motivo que las madres se preocupan por que sus hijas aprendan el arte textil, iniciándolas en este oficio desde temprana edad y solo ellas conocen los secretos ancestrales de combinar texturas, colores y los particulares diseños que representan a los Wayúu desde sus orígenes. La materia prima textil es extraída de su medio ambiente, el algodón, el fique u otras fibras vegetales, inicialmente se teñían con raíces, cortezas o frutos; con la colonización los españoles introdujeron la lana de oveja y la crin de caballo, actualmente se utilizan otras fibras procesadas como las acrílicas, pero siguen manteniendo la idiosincrasia de sus colores y sus bellos diseños.



La selección de esta materia textil varía en su aplicación según el estatus social y económico de cada individuo, es de esta manera como las fibras maguey y del trupillo se usan para la elaboración de hamacas y chinchorros para los Wayúu de baja condición económica, pues aunque poseen excelente resistencia, su tacto no es el más confortable. El algodón y la lana son utilizados para tejer piezas dirigidas a las castas nobles con mayor poder adquisitivo. Los colores y patrones de diseño también son elementos claves que distinguen y demarcan el estatus de cada guajiro. La más destacada expresión textil de los Wayúu recibe el nombre de Kaanás y se distingue por sus estilizadas figuras geométricas que son hermosas representaciones abstractas de la fauna y flora autóctonas de la Península Guajira. Estos diseños adquieren mayor valor y prestigio en relación a su complejidad, cada Kaanás posee una denominación y un significado; los colores y diseños pueden representar un clan o familia y nos recuerdan los estandartes o escudos de armas.


Estas particulares piezas se tejen en el telar artesanal de horquetas conocido como Anütpala que es ensamblado por medio de dos troncos horqueteados (añiruwi), que anclados en la tierra en sentido vertical sujetan otros dos horizontales que funcionan como travesaños para extender la urdimbre. En este telar rudimentario según sea su tamaño, se pueden tejer hamacas, fajas, bolsos y otros elementos de su cotidianidad. Los bolsos o mochilas también pueden elaborarse en un particular tejido de punto reforzado, aplicando la técnica de aguja en crochet que fue introducida por los misioneros católicos españoles.


Las piezas de la indumentaria de esta etnia son confeccionadas con los paños tejidos en sus rudimentarios telares, las mujeres usan la característica manta guajira conocida como Ashéeni, confeccionada en una delicada y ligera tela de algodón;  como prenda íntima usan un taparrabo o guayuco llamado Wusi y a manera de turbante o pañoleta utilizan otra franja de tejido. Los hombres  utilizan un taparrabo que se denomina A'iché, que se sujeta a la cintura con una faja tejida llamada Si´ira, este taparrabo está ornamentado con unas características borlas hechas con hilos y además posee dos bolsillos funcionales para guardar el dinero u otras pertenencias. 


Otros elementos textiles son: el Sheies que son unas mantas utilizadas en sus ritos funerarios con las que envuelven y entierran a sus difuntos, tienen forma rectangular, con un peso medio y abundante en coloridos diseños. También está el Mantalaju que es una faja que se pone sobre el pellón y se ata a la silla de montar y a la cincha del caballo o burro. Las hamacas y chinchorros siempre causan gran impacto por sus coloridos, patrones y los bolsos o mochilas son de sus piezas, las más comerciales. Estos bolsos presentan variedad de diseños, colores, formas y cumplen con diversas funciones de utilidad. Entre ellos destacan:

·      La mochila Susuchon o Woot usada por los hombres, es de pequeño tamaño y se usa colgando de la faja que sujeta al guayuco (A'iché). Posee una borla de flecos largos cosidos en el centro de la base, tiene un cordón de cierre con el cual se amarra a la faja, por lo general confeccionado en fibra de algodón o de lana en vivos colores y sirve para guardar el dinero y el tabaco.

  • La Susu de uso diario tiene un tamaño medio de 20 a 30 cm de ancho y aproximadamente de 35 cm de alto. Es usada por los Guayúu en toda ocasión para guardar sus instrumentos de trabajo, el dinero u otros utensilios, las mujeres frecuentemente las utilizan para guardar el tejido que estén elaborando.

  • El Susu de fino algodón es tejido en crochet, puede ser de forma cuadrada o rectangular y cilíndrica, no posee base, uno de sus laterales se deja abierto para introducir el contenido y se cierra con una trenza multicolor que hace las veces de ornamento (japüsusu). Su uso es más frecuente entre los hombres.


·      La mochila Kapatera de gran tamaño aproximadamente de 60 cm de alto por 30 cm de ancho. Usada por los hombres para guardar la ropa y el chinchorro cuando viajan. Esta mochila es de forma cilíndrica, abierta por ambas bocas y posee cordones de cierre en ambos lados que al juntarse sirven de colgadera.


  • La gran Susuainiakajatu, mide de 40 a 70 cm de ancho y entre 50 a 70 cm de alto. Tejida en algodón, la utilizan las mujeres para guardar sus ropas, el chinchorro y demás artículos para los viajes. Cuando portan gran peso la cargan sobre los burros o la ciñen sobres sus cabezas.
  • Los bolsos Maikisia (flor del maíz), en uno o varios colores, presentan diseños con puntos, rayas o espirales, sus cintos son trenzados y poseen un cordón como cierre que terminan en borlas que imitan a las flores.  


  • Existen otro tipo de mochilas que son más utilitarias que estéticas, están son tejidas en malla con materiales más resistentes. Las Piula o Kattowi que se utilizan para cargar las múcuras, calabazos o contenedores de alimentos y otros utensilios; fabricadas en cuero de chivo, en aipis, fique o curricán, pueden ser tejidas con agujas rectas y hasta con los mismos dedos.
  • La Susu Uttiakajamatu de variados tamaños es usada por las mujeres para cargar objetos o la leña. Se tejen en fibras como el fique o la hilaza conservando su color natural, también pueden estar adornadas con hilos de algodón en colores vivos formando franjas horizontales.


Los hermosos textiles Wayúu están cargados de una simbología donde cada signo posee una lectura. El arte del Kaanás literalmente traduce “arte de tejer dibujos”, entre estos numerosos diseños podemos encontrar caparazones de tortugas, constelaciones de estrellas, animales, flores y otras alegorías características de la zona de la Guajira. Estos diseños se presentan como composiciones geométricas, que en secuencia se repiten creando ribetes o cenefas en los bordes, así como a lo largo y ancho de los tejidos. Los tradicionales diseños de Kaanás poseen nombres alusivos a lo que representan y así podemos encontrar:


  • El Pulikerüüya este diseño es una representación abstracta de la vulva de una burra.


  • El diseño de Molokonoutaya representa el caparazón de un morrocoy.


  • El Pasatalo’ouya, es un diseño que interpreta las vísceras de  una vaca.


  • El Kuliichiya, es la representación gráfica del tramado de las vara secas empleadas en los techos de sus ranchos.


  • El Siwottouya, es la alegoría de las huellas que deja en la tierra un caballo maneado.


  • El Marüliunaya, representa el grabado que se le hace a la tapara usada para el ordeño.


  • El Pa’ralouas nos señala que uno está por encima del otro.


  • El Kalepsü, simula los ganchos de madera empleados para colgar objetos de los techos.


  • El Antajirasü indica que se entrecruzan.


  • El diseño llamado Jime’uya representa al ojo de un pescado.


  • El símbolo conocido como Ule’sia, alude a la limpieza.


  • Iwouya representa a las estrellas que anuncian la llegada de las lluvias.



  • El Jañuleky simboliza la doble cabeza de mosca.


  • Walemaya es similar al grabado que se hace en la Walena (utensilio de cocina).
  • Jalianaya es el símbolo a madre del Kaanás.
  • El Jichi rujana pa representa a las Narices de las vacas.
  • El Jai arpana simboliza a los dientes de conejo.
  • El Rulu maya es el símbolo para el comején.


En Colombia desde el año 2011 “Wayúu” ha sido declarado como una Denominación de origen, luchando por proteger los derechos intelectuales de la propiedad de esta comunidad de artesanos indígenas. La titularidad de la denominación está en cabeza del Resguardo Indígena Wayúu. Este patrimonio cultural compartido con nuestra hermana república ha sido exportado al mundo entero, gracias al respeto y orgullo que sienten los colombianos por el patrimonio autóctono de la nación, un ejemplo que a mi parecer debemos tomar todos los venezolanos.



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